lunes, 9 de noviembre de 2015

Víctimas del Caso Calle Conferencia cuentan su experiencia

Si bien resulta impactante leer sobre los casos de Violación a los Derechos Humanos durante la dictadura, es totalmente estremecedor conocer las historias de las palabras de las víctimas. Aquí reunimos varias declaraciones hechas por los señores Juan Becerra, María Teresa Zúñiga, y María Angélica Gutiérrez, quienes fueron obligados a convertir su casa en una trampa para los miembros del ilícito Partido Comunista.

Juan Becerra cuenta: "Me preguntaron si conocía a María Teresa Zúñiga (...); les dije que sí, que era mi cuñada. Me manifestaron que estaba muerta y que era necesario que acudiese a la morgue a reconocer su cadáver. Dije que bueno y subí al vehículo. A las pocas manzanas me esposaron y me vendaron los ojos, llevándome a un sitio de interrogatorio."

María Teresa Zúñiga, la cuñada, declara: "Salí del trabajo y me subí al autobús para dirigirme a mi casa. (...) Allí un hombre le preguntó si conocía a  María Teresa Zúñiga. En seguida me mostró una credencial, que no alcancé a leer, y me dijo que era de Investigaciones, que mi cuñado, Juan Becerra, había interpuesto una denuncia en mi contra por robo de cueros. Yo negué de inmediato. Me subieron a un vehículo. Grité y negué la acusación (...). Me pegaron repetidas veces. (...) Me vendaron y esposaron. Fui conducida a un lugar que no logré identificar. Al entrar allí me dijeron que no eran de Investigaciones sino de la DINA. Me dijeron que querían saber el paradero de Mario Zamorano (...). Entonces me desnudaron completamente y me ataron a una reja eléctrica. Allí me golpearon fuertemente, luego aplicaron corriente eléctrica, para luego mojarme y aplicarme nuevamente electricidad. Me amenazaron con detener a mi hija y hacerla pasar por el mismo procedimiento. (...) Me arroparon y me llevaron a un lugar bastante lejos. Allí me golpearon mucho, en la cara y en el cuerpo, siempre pregutándome el paradero de Zamorano. Luego me sacaron afuera y me ataron a un árbol. (...) Estaba siempre con los ojos tapados. Después me hicieron entrar de nuevo en la casa y me quitaron la venda. Frente a mí estaba mi cuñado, Juan Becerra. "

Juan Becerra retoma: "Allí pude ver que también estaba detenida mi cuñada. Me interrogaron mediante golpes y aplicación de corriente en el cuerpo. Finalmente tuve que reconocer que sí lo conocía, y que hacían algunas reuniones en mi casa. También tuve que reconocer la fecha de la siguiente reunión. "
"Cuando fui interrogado por los funcionarios de la DINA, (...), además de los golpes que me dieron, me dijeron que si no hablaba matarían a mis hijos".
María Angélica Gutiérrez dice: "La misma mañana de ése día (...) fui detenida por individuos que me dijeron ser de la DINA. Me subieron a un automóvil vendándome los ojos. Fui golpeada, preguntándome si conocía a diversas personas cuyos nombres me daban. Se me presionó y golpeó mucho. Incluso se me amenazó con matar a mis hijas si no colaboraba con ellos..."

Luego, los tres fueron sacados del lugar de interrogatorio, y llevados de vuelta a su casa, donde fueron obligados a trabajar normalmente y a atender a los clientes. "Los agentes de la DINA permanecían en un corredor interior,  de día y de noche, todos armados con metralletas". Así, fueron viendo como eran tomados presos sus amigos y conocidos, que no volvieron a aparecer.

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